El éxito del fracaso
Crítica de Pequeña Miss Sunshine
(Little Miss Sunshine, Jonathan Davies y Valerie Faris, 2006) Trailer
A veces es difícil encontrarse con una película que te haga reflexionar y a la vez suponga un agradable entretenimiento. Pequeña Miss Sunshine consigue ambas cosas con creces, pues a la vez que esbozas una sonrisa viendo las divertidas situaciones en las que se ve envuelta esta familia en su viaje al concurso de belleza que da nombre al título, te da tiempo para pensar -sin hacer ningún tipo de esfuerzo mental- en conceptos tan importantes en la sociedad actual como son la belleza externa y la belleza interna, el sufrimiento del hombre postmoderno en el nuevo siglo, y, sobre todo, pensar en esas dos variables que parecen regir la condición humana: el éxito y el fracaso. Ver escena
En su aspecto formal, Pequeña Miss Sunshine no destaca especialmente: nos encontramos ante la típica comedia dramática americana -o drama cómico, si se prefiere- muy habitual en las producciones de bajo presupuesto que nos vienen llegando hace unos años desde Estados Unidos. Hay un considerable parecido (formal) entre ésta y Entre copas o Ghost World, dos cintas que ya son clásicos en la historia reciente del cine de autor "made in USA".

Pero aunque venga bajo el mismo sello, Pequeña Miss Sunshine sobresale en su objetivo de extraer cuestiones quasifilosóficas de la mano de una familia corriente y moliente de clase media americana, a través de sus vidas, sus miedos y sobre todo de sus sueños. Y eso lo consigue gracias a un guión excelente que retrata de forma detallada y magistral a los seis miembros de la familia: y cada personaje magníficamente interpretado. Posiblemente sólo el abuelo (el veterano Alan Arkin) y la hija (la revelación de Abigail Breslin) consigan nominación al Óscar, pero todos realizan una interpretación estupenda y le dan a la película mucha fuerza como obra coral.
El alma de la película es esa escena (la que aparece en el cartel de la cinta) en la que todos los miembros de la familia tienen que empujar de la furgoneta en la que viajan porque se ha roto el embrage, y una vez ésta está en marcha, correr hacia ella. Esa escena, que se revive varias veces a lo largo de metraje primero como apunte cómico y luego como auténtico canto a la vida, simboliza el mensaje central de la película: hay que luchar por lo que uno sueña, por aquello en lo que es y cree, y que aunque el camino esté de lleno de sufrimiento y de fracaso, es el camino que más te enseña. Porque a veces el fracaso, al final, puede ser un éxito.
(Little Miss Sunshine, Jonathan Davies y Valerie Faris, 2006) Trailer

En su aspecto formal, Pequeña Miss Sunshine no destaca especialmente: nos encontramos ante la típica comedia dramática americana -o drama cómico, si se prefiere- muy habitual en las producciones de bajo presupuesto que nos vienen llegando hace unos años desde Estados Unidos. Hay un considerable parecido (formal) entre ésta y Entre copas o Ghost World, dos cintas que ya son clásicos en la historia reciente del cine de autor "made in USA".

Pero aunque venga bajo el mismo sello, Pequeña Miss Sunshine sobresale en su objetivo de extraer cuestiones quasifilosóficas de la mano de una familia corriente y moliente de clase media americana, a través de sus vidas, sus miedos y sobre todo de sus sueños. Y eso lo consigue gracias a un guión excelente que retrata de forma detallada y magistral a los seis miembros de la familia: y cada personaje magníficamente interpretado. Posiblemente sólo el abuelo (el veterano Alan Arkin) y la hija (la revelación de Abigail Breslin) consigan nominación al Óscar, pero todos realizan una interpretación estupenda y le dan a la película mucha fuerza como obra coral.
El alma de la película es esa escena (la que aparece en el cartel de la cinta) en la que todos los miembros de la familia tienen que empujar de la furgoneta en la que viajan porque se ha roto el embrage, y una vez ésta está en marcha, correr hacia ella. Esa escena, que se revive varias veces a lo largo de metraje primero como apunte cómico y luego como auténtico canto a la vida, simboliza el mensaje central de la película: hay que luchar por lo que uno sueña, por aquello en lo que es y cree, y que aunque el camino esté de lleno de sufrimiento y de fracaso, es el camino que más te enseña. Porque a veces el fracaso, al final, puede ser un éxito.
Lo mejor: El guión, uno de los mejores del año
Lo peor: Que no haya más escenas con Alan Arkin
Puntuación: 9/10
Lo peor: Que no haya más escenas con Alan Arkin
Puntuación: 9/10
Necesito hacer una disertación sobre exito/fracaso basándome en esta pelicula. ¿Me podrías dar los puntos básicos en los que me podría centrar?
Perdona por malgastar tu tiempo y muchas gracias
Nevermind
Posted by
Anonim |
27 maj 2007 në 9:03 e paradites